Quien le reparte los paquetes y la comida o le lleva a un lugar puede no ser quien figura en la identificación. El alquiler o subcontratación de cuentas de repartidor o chófer se ha detectado en las principales empresas y permite a un titular del servicio que éste lo realice otra persona a cambio de una parte de lo que cobran por ello. Amazon ha sido la primera gran empresa en intentar atajar esta práctica y ensaya en Estados Unidos una función en su aplicación de reparto (Flex app) que obliga al repartidor a hacerse una foto cuando entrega para cotejarla con un programa de reconocimiento facial. Estos programas se van generalizando y el Parlamento Europeo ha aprobado la creación de una base de datos biométricos de los más de 500 millones de habitantes de la UE.
Roberto M. es autónomo y dispone de una cuenta en una conocida empresa de reparto de comida que prefiere que no sea identificada. Mientras espera frente a un local de la Avenida República Argentina de Sevilla el comienzo de su jornada, mantiene que nunca ha realquilado su licencia, pero reconoce que algunos compañeros sí lo han hecho. “Hay algunas personas que no tienen los papeles o que no quieren darse de alta como autónomos y les compensa ganar menos por reparto y evitar pagar la cuota”, explica.
El método es fácil. La aplicación que llevan solo asegura que el reparto se ha realizado y va asociada a un titular, pero no se confirma que la persona que ha hecho la entrega es la misma que figura en el registro de prestadores de servicios.
La práctica supone un fraude y también un problema de seguridad al permitir el acceso a domicilios de personas desconocidas para la empresa a la que se le ha reclamado el servicio.
Un repartidor, en Madrid. VÍCTOR SÁINZ
«Se produce una casi esclavitud», afirma Sergio Santos, secretario general de Empleo y Nuevas Realidades Laborales de CC OO. Según dice, el origen está en el comienzo de la cadena de subcontrataciones. «Las grandes empresas ganan millones a costa de malas condiciones laborales y un gran volumen de trabajo», asegura. «Hemos pedido hasta la saciedad una regulación de estos sectores y que los trabajadores no sean autónomos sino empleados de las empresas matrices».
No es la fórmula que quieren las empresas. Para evitar el fraude, Uber estableció hace tres años un sistema de identificación instantánea mediante el cual el conductor debe hacerse una foto (selfie) antes de cada servicio.
El mismo sistema ha comenzado a implantar Amazon en Estados Unidos con una nueva función en la aplicación que usan los repartidores para confirmar la entrega. Se trata de su programa de reconocimiento facial (Amazon Rekognition) que empareja a la persona que ha dado el paquete con la que figura como titular en la cuenta con la que trabaja para la empresa.
Base de datos unificada en la UE
El reconocimiento facial se impone como sistema de seguridad en todos los ámbitos. El Parlamento Europeo ha aprobado la creación de una base de datos centralizada que incluirá la información habitual (nombre, dirección, fecha de nacimiento y número de identidad) y datos biométricos de la huella dactilar o de la cara del usuario.
La nueva base de datos, denominada Common Identity Repository (CIR), unificará los registros de 500 millones de ciudadanos de la UE y estos estarán disponibles para las fuerzas de seguridad, incluidas las responsables de los pasos fronterizos de los países miembros.
El CIR unificará la información contenida en sistemas como Schengen Information System, Eurodac, Visa Information System (VIS), European Criminal Records System (ECRIS-TCN), Entry/Exit System (EES) y European Travel Information and Authorisation System (ETIAS).
Si el Consejo de Europa aprueba la medida, esta será aplicable en todos los países miembros dentro de dos años. El reconocimiento facial ha comenzado ya a imponerse en los principales aeropuertos de Estados Unidos, en China y en India, donde cuentan con la Aadhaar Identity Database.
LIMITACIONES DEL SISTEMA
Una persona con imágenes añadidas a su cuerpo consigue evitar el reconocimiento facial.
Pese a su inminente generalización en determinados entornos, como los aeropuertos, el reconocimiento faciall aún tiene camino por recorrer.
Un hilo de Twitter muestra lo sencillo que es engañar al sistema mostrando imágenes pegadas al cuerpo que pretende ser reconocido.
La ciudad de San Francisco ha puesto en cuestión los sistemas de vigilancia por su pontencial en la invasión de la privacidad y los derechos individuales.
En Nueva York, un complejo de cámaras establecido en el puente Robert F. Kennedy para identificar a los conductores no fue capaz de reconocer a ningún usuario.
Y el sistema de reconocimiento facial de China, el país donde más se utiliza esta tecnología y ya permite hasta pagar el transporte público de algunas ciudades, ha sido acusado de haber sido utilizado para la identificación de personas en función de sus características raciales.
Fuente: https://elpais.com/tecnologia/2019/04/24/actualidad/1556100932_465821.html